Es que parece que me he dejado de copiar el trozo que...

Sociedad
Fernando Simón, el hombre de ciencia al que las derechas han puesto injustamente en la diana
Pese a que el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias acredita un brillante currículum y una amplia experiencia en países del Tercer Mundo está siendo sometido a una operación de acoso y derribo

Por José Antequera - 10/05/2020

Este país nunca dio a sus hombres y mujeres de ciencia el trato que merecieron. Aquella nefasta y lapidaria sentencia –“ ¡que inventen ellos!”− se grabó en el inconsciente colectivo del español, pasando del error histórico al topicazo y de ahí a una práctica política letal para la sociedad que consistió en menospreciar a nuestros mejores cerebros y en condenar a la investigación científica a la categoría de asunto menor. Esa forma de pensar (en buena medida alimentada por una derecha carpetovetónica, analfabeta y rural y una Iglesia retrógrada y nacionalcatolicista hostil a los avances técnicos) ha sido tan nefasta que España vivió durante mucho tiempo en la oscuridad del conocimiento tecnológico, en el atraso secular y en el tercermundismo. Fue así como se acabó imponiendo la idea equivocada de que un bracero es más útil que un biólogo ateo que no sirve para nada.

Hoy, tras 40 años de democracia (los mejores de la historia de este país en todos los aspectos) podemos enorgullecernos de nuestra ciencia. Tenemos brillantes investigadores en la mayoría de las ramas y disciplinas (medicina, biología, física, ingeniería) y no solo trabajando en universidades y laboratorios nacionales, sino en las más prestigiosas instituciones extranjeras. El científico español se ha librado del complejo de inferioridad y en la actualidad está en condiciones de competir con colegas de otros países en cualquier territorio de la ciencia (en buena medida gracias a unos eficaces planes de modernización universitaria y a un loable esfuerzo en inversión estatal para la investigación que en las últimas cuatro décadas han rendido sus frutos). Nada extrañaría si en la vertiginosa carrera por conseguir una vacuna contra el coronavirus fuese finalmente un equipo español el que lograra tan ansiado descubrimiento.

Sin embargo, los mismos sectores reaccionarios de siempre siguen cayendo en el viejo error de minusvalorar el trabajo de nuestras mejores mentes y talentos, a los que en ocasiones se estigmatiza, se ningunea y se maltrata por diversas razones como su orientación política. Lo estamos viendo estos días con la operación de desprestigio que la ultraderecha española (acompañada por la caverna mediática y por algún que otro presentador de televisión con poca gracia para el chiste) ha iniciado contra Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad desde el año 2012. Simón está siendo víctima de ataques y burlas a discreción, tanto en redes sociales como en los medios afines a la extrema derecha, y se le ha llamado de todo, desde “incompetente” hasta “doctor comunista” y “psicópata”. La última oleada de desconsideraciones ha llegado de Santiago Abascal que, indignado porque Simón se niega a participar en la traición de dar los nombres de los once integrantes del comité que decide cuándo una comunidad autónoma cambia de fase en el control de la epidemia, ha espetado con su habitual grosería: “Pero ustedes, ¿quiénes se creen que son? ¿Dónde se creen que viven? ¿En qué país creen que están? ¿Cómo es posible que ustedes se atrevan a no dar los nombres de una comisión de expertos que va a decidir sobre la salud y la vida de los españoles?”. Es España ese país donde todos creen saber de todo sin haber leído un solo libro y últimamente la moda, lo que se lleva, es el cuñadismo epidemiológico, una tendencia marcada por fanáticos, charlatanes y vendedores de crecepelos que brotan como setas.

Fernando Simón tiene la voz desgarrada por la experiencia del dolor de un sabio maduro, los cabellos encaracolados, revueltos y algo einstenianos (como corresponde al científico que no puede perder ni un segundo con el peine porque hay demasiadas vidas en juego) y la mirada inteligente, analítica y escrutadora del médico que presiente la enfermedad con solo verle la cara al paciente. Se licenció en la Universidad de Zaragoza y se especializó en epidemiología en la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres. Complementó sus estudios con el Programa Europeo de Formación en Epidemiología y Control de Enfermedades antes de ingresar en el Cuerpo de Médicos Titulares del Estado de España. No es ningún indocumentado, sino uno de los mayores expertos en epidemias de Europa.

Pero su excelente currículum no solo se reduce a lo académico sino a la experiencia personal y vital, donde ha dado lo mejor de sí mismo en la lucha contra los virus. En países subdesarrollados de África y América Latina ha vivido infiernos como las epidemias de gripe A, ébola y zika, siempre en primera línea de batalla, siempre al lado de los enfermos, con los moribundos, con los desahuciados. No solo se sabe al dedillo lo que dicen los manuales de medicina, también ha palpado el horror de la enfermedad y el pánico colectivo ante el contagio y la muerte. Burundi, Somalia, Mozambique, Tanzania, Togo, lugares recónditos en tierra de nadie donde muchos de los señoritos que critican a Simón desde sus flamantes despachos, vía Twitter, jamás pondrían sus pies por falta de coraje y valor. Quienes le conocen y han trabajado con él saben de lo que es capaz, como aquella vez

¿Qué tiene que ver Simón con Casado?

Es que parece que me he dejado de copiar el trozo que le realacionaba, que era algo así como que es más creido Casado que nuestros científicos.
Venía como con guasa pero es verdad. Seguimos siendo idiotas.
Seguimos a los más inútiles.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Cierto, como bien dices tenemos un gobierno socialcomunista de inútiles.