NUESTRA “DEMOCRACIA”, SEGÚN UNA PREMONICION DE DIAMANTINO.
A raíz de las declaraciones de Pablo Iglesias, en las que afirma que no vivimos en una “democracia plena”, no sólo la Derechona anda histérica pidiendo dimisiones, sino todo el sector conservador del PSOE “Felipista” y algunas de las ministras del estilo de Carmen Calvo, o Margarita Robles y compañía. Y es que esta “Democracia” la pactaron entre ellos, por tanto, cada vez que se cuestiona, se les revuelven las tripas.
A estas alturas, ningún historiador pone en duda que la Transición la controló y dirigió la Derecha con Adolfo Suárez a la cabeza, imponiendo un modelo de Estado monárquico, sin ningún tipo de referéndum, a su vez impuesto por la Dictadura franquista.
Los entonces secretarios generales del PSOE y el PCE, Felipe González y Santiago Carrillo, renunciaron a los principios históricos republicanos de sus partidos y aceptaron sumisos el nuevo Régimen, que se denomina ahora Régimen del 78.
Los asustaron con ruidos de sables en los cuarteles militares para que metieran en el cajón del olvido la bandera tricolor y sus ideales, los mismos ideales por los que millones de hombres y mujeres perdieron la vida, sufrieron represión, cárceles, torturas o exilio. Muchos de ell@s consideraron entonces que la Transición fue una gran "traición". La Ley de Amnistía de 1977 benefició mucho más la impunidad de los crímenes franquistas que la salida de presos políticos de las cárceles.
Habría que extenderse ampliamente para analizar las enormes carencias de esta “democracia”, en la que la manipulación de los medios de comunicación a favor de este Régimen del 78 juegan un papel fundamental, o entrar en la vergonzosa utilización del dinero público para comprar votos agradecidos en ayuntamientos y gobiernos autónómos, o en la escandalosa corrupción sistamática de la Monarquía, de los partidos de Gobierno (PP-PSOE), de la Jerarquía eclesiástica, del poder judicial, de los estamentos militares, de la banca, de las empresas del IBEX, de la clase terrateniente...
Que toda la corte de jerifaltes salgan afirmando ahora que ésta es una “democracia plena y modélica”, como han hecho los que la pactaron, o l@s que en estos días lo repiten como papagayos, es de una hipocresía y desvergüenza política sin límites.
La polémica desatada lleva a recordar unas palabras de Diamantino de hace nada menos que 45 años, un profeta que tuvo el misterioso acierto de definir con exactitud milimétrica lo que vendría después hasta nuestros días. Aún no había pasado ni un año de la muerte del dictador, cuando su fino olfato adivinó lo que se estaba pactando. Es para enmarcarlo. No tiene desperdicio.
En una Hoja Parroquial, publicada en octubre de 1976, escribió literalmente:
“Democracia, una palabra que ahora atraviesa de parte a parte todos los periódicos del país, y que se hace imprescindible en cualquier discurso de personas que han convivido cómodamente con la Dictadura. Democracia, una palabra que interesa menos de lo que se aparenta. Pronto se instalará en nuestro país una controlada Democracia, pero la mayoría seguiremos muy alejados de los centros donde se tomen las decisiones económicas y políticas. A lo más que llegaremos será a echar una papeleta con un voto para darle más poder a quien controla la opinión pública desde los medios de comunicación. Con poder votar no está hecha la Democracia. La Democracia es darle verdadero poder y participación al pueblo para que él sea el propio protagonista de su destino y de su historia. “
A raíz de las declaraciones de Pablo Iglesias, en las que afirma que no vivimos en una “democracia plena”, no sólo la Derechona anda histérica pidiendo dimisiones, sino todo el sector conservador del PSOE “Felipista” y algunas de las ministras del estilo de Carmen Calvo, o Margarita Robles y compañía. Y es que esta “Democracia” la pactaron entre ellos, por tanto, cada vez que se cuestiona, se les revuelven las tripas.
A estas alturas, ningún historiador pone en duda que la Transición la controló y dirigió la Derecha con Adolfo Suárez a la cabeza, imponiendo un modelo de Estado monárquico, sin ningún tipo de referéndum, a su vez impuesto por la Dictadura franquista.
Los entonces secretarios generales del PSOE y el PCE, Felipe González y Santiago Carrillo, renunciaron a los principios históricos republicanos de sus partidos y aceptaron sumisos el nuevo Régimen, que se denomina ahora Régimen del 78.
Los asustaron con ruidos de sables en los cuarteles militares para que metieran en el cajón del olvido la bandera tricolor y sus ideales, los mismos ideales por los que millones de hombres y mujeres perdieron la vida, sufrieron represión, cárceles, torturas o exilio. Muchos de ell@s consideraron entonces que la Transición fue una gran "traición". La Ley de Amnistía de 1977 benefició mucho más la impunidad de los crímenes franquistas que la salida de presos políticos de las cárceles.
Habría que extenderse ampliamente para analizar las enormes carencias de esta “democracia”, en la que la manipulación de los medios de comunicación a favor de este Régimen del 78 juegan un papel fundamental, o entrar en la vergonzosa utilización del dinero público para comprar votos agradecidos en ayuntamientos y gobiernos autónómos, o en la escandalosa corrupción sistamática de la Monarquía, de los partidos de Gobierno (PP-PSOE), de la Jerarquía eclesiástica, del poder judicial, de los estamentos militares, de la banca, de las empresas del IBEX, de la clase terrateniente...
Que toda la corte de jerifaltes salgan afirmando ahora que ésta es una “democracia plena y modélica”, como han hecho los que la pactaron, o l@s que en estos días lo repiten como papagayos, es de una hipocresía y desvergüenza política sin límites.
La polémica desatada lleva a recordar unas palabras de Diamantino de hace nada menos que 45 años, un profeta que tuvo el misterioso acierto de definir con exactitud milimétrica lo que vendría después hasta nuestros días. Aún no había pasado ni un año de la muerte del dictador, cuando su fino olfato adivinó lo que se estaba pactando. Es para enmarcarlo. No tiene desperdicio.
En una Hoja Parroquial, publicada en octubre de 1976, escribió literalmente:
“Democracia, una palabra que ahora atraviesa de parte a parte todos los periódicos del país, y que se hace imprescindible en cualquier discurso de personas que han convivido cómodamente con la Dictadura. Democracia, una palabra que interesa menos de lo que se aparenta. Pronto se instalará en nuestro país una controlada Democracia, pero la mayoría seguiremos muy alejados de los centros donde se tomen las decisiones económicas y políticas. A lo más que llegaremos será a echar una papeleta con un voto para darle más poder a quien controla la opinión pública desde los medios de comunicación. Con poder votar no está hecha la Democracia. La Democracia es darle verdadero poder y participación al pueblo para que él sea el propio protagonista de su destino y de su historia. “