Que los árboles no te impidan ver el bosque. Pues eso...

Que los árboles no te impidan ver el bosque. Pues eso es lo que parece estar sucediéndole al PP en una serie de medidas en el relevo de cargos en Instituciones como el CNI, RTVE, el Banco de España, el Tribunal Constitucional, el Tribunal Supremo y el descarado compadreo de adjudicación de plazas en diversas Administraciones que hizo el PSOE al final de su mandato durante la etapa de transmisión del poder. Y hacerlo no sería en ningún caso actos de revanchismo político, sino de responsabilidad política donde la confianza y la lealtad deben de ser parte esencial del perfil de las personas cuya relación con el Gobierno es esencial para el buen funcionamiento del Estado.

Durante sus mandatos el PSOE no ha dudado en prescindir de todos aquellos a los que consideraba poco afines a su ideología. Durante años ha estado introduciendo a fieles colaboradores practicando el enchufismo y el clientelismo político. Un ejemplo lamentable es la Comunidad de Andalucía, que tras más de 30 años de mandato socialista se ha convertido en una especie de cortijo de empleadores y agradecidos nominados y subsidiados. El tema de los EREs solo es la punta de un iceberg de dimensiones descomunales de corrupción, malversación de fondos públicos y prevaricación al por mayor.

Hoy salta la noticia de que el PP está dilatando la sustitución del actual jefe del CNI, el general Sanz Roldán, porque según parece el Rey D. Juan Carlos le tiene como una persona idónea para ese puesto y apoya su continuidad. Una noticia que de ser cierta implicaría al Monarca en decisiones políticas que no le competen, aunque bien es sabido que en algunas ocasiones Su Majestad no ha dudado en hacer manifestaciones de marcado contenido político, como en el caso de las negociaciones con ETA con aquello de que "y si sale, sale".

La actitud del Rey y sus claras simpatías por la izquierda vienen de lejos. Su actitud con la derecha, sin embargo, es la de quien da por sentado un apoyo incondicional y su falta de empatía con alguno de sus dirigentes como el exPresidente Sr. Aznar fue más que notoria. Pero de ahí a inmiscuirse en asuntos de política de Estado va un abismo. Así que el PP deberá optar o por hacer caso a las sugerencias del Rey o por tomar una decisión lógica y sustituir al general Sanz Roldán como una acción de pura prudencia, pensando en la experiencia pasada que adquirió al dejar inamovibles ciertas cúpulas de poder, como fue en el caso de las FFyCCSE.

Es claro que el PSOE ha optado por la decisión de tomar la calle como escenario de su oposición "util y leal" y que con la cariñosa ayuda de los Sindicatos que ven peligrar su poder y sobre todo sus ingresos, van a dedicarse a crear un clima a la griega de crispación social ante cualquier medida anti crisis, que por definición serán de lo más impopulares, como de hecho lo ha sido la farsa del tema de las pensiones y la subsiguiente subida del IRPF. Es claro que el PP estará forzado a asumir medidas drásticas de recorte y a ver cómo el desempleo, la inflación y la recesión arrastran a España sin posibilidad de que los ciudadanos vean otra cosa que la pérdida de lo que llaman "bienestar social".

No hay quien dude que el PSOE va a incendiar las calles a sangre y fuego, como dijo ese representante anarquista de los estudiantes en los tumultos organizados de Valencia. Y contra eso, y ante el rechazo frontal del PSOE a hacer una oposición constructiva y a dialogar sobre la idoneidad de las medidas anti crisis, lo que debe hacer al menos el PP es mantener unos servicios secretos fieles y unas FFyCCSE colaboradoras y dispuestas a perseguir a los provocadores, a los grupos incontrolados y a quienes apoyen y fomenten el clima de crispación y de la toma ilegal de las calles en manifestaciones "espontáneas". El PP debe garantizar la libertad de los ciudadanos y la seguridad de sus sedes de partido o de otras amenazadas por las hordas teledirigidas.

El PP no debe caer en los errores del pasado y que le costaron perder las elecciones. Los ciudadanos le han dado una mayoría para gobernar y eso es lo que debe hacer, sin dejarse influenciar por "insinuaciones " externas en temas de su absoluta y exclusiva competencia. Para gobernar hay que tener conciencia de la propia legitimidad y el PP la tiene de sobra.