EL OCHO DE MARZO FUE LA VACUNA
La tormenta va pasando, mientras miro el horizonte,
una vacuna dañando fue ese maldito resorte.
Fechas donde vi la muerte acariciar mi camino,
luego debí tener suerte y me libré de su signo.
Como el rayo que no cesa, como un maldito adivino.
si la vacuna progresa abrázate al dios divino.
Problemas por todas partes, aunque quise hilar muy fino,
de poco valen las artes y menos brindar con vino.
Con trece kilos de menos noté mi fatal destino,
luego los vine ganando me lo dijo un adivino.
Médicos que se volcaron al conocer tan mal signo,
luego todos se alegraron al ver que cambio mi si no.
Cuantas noches en silencio hablaba conmigo mismo,
sin querer hacer desprecio vi muy de cerca el abismo.
Fue la vacuna del Herpes, que me dejó su castigo,
eran tiempos penitentes donde el tiempo era enemigo.
Cuantas medicinas nuevas, cuantos sueños hoy perdidos,
la vacuna da secuelas y deja cuerpos hundidos.
Faltan solo siete días para recordar la fecha,
mis manos quedaban frías y vi la muerte derecha.
Los corticoides frenando esos males tenebrosos,
que se fueron apartando en los días más dichosos.
Ocho de marzo terrible, a las cinco de la tarde,
hoy parece inadmisible al ver cuando el cuerpo te arde.
G X Cantalapiedra. 1- 3 – 2024.
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